José Luis Alegría Aedo: a la comunidad educativa de Linares
“Este 2025 ha sido un año especial para la Escuela Los Leones. En medio de un escenario nacional de cambios y discusiones profundas, nuestra comunidad ha cumplido cincuenta años desde su fundación en 1975. Son cinco décadas de trabajo educativo en Linares, de presencia territorial, de compromiso sostenido. Esa historia no pesa como carga; al contrario, nos recuerda de dónde venimos y por qué seguimos aquí”, destacó en carta al director del Diario Digital Séptima Página Noticias, el docente directivo
Por José Luis Alegría Aedo (director Escuela Los Leones de Linares)
Hablar de educación pública hoy no es sencillo. Nunca lo ha sido del todo, pero en los últimos años se ha vuelto aún más complejo. Existen miradas distintas —a veces muy opuestas— sobre cómo educamos y hacia dónde queremos ir. Docentes, estudiantes, autoridades y la sociedad en general no siempre logramos avanzar en la misma dirección, y eso se nota, sobre todo cuando se trata de garantizar una educación de calidad para quienes más la necesitan.
Las crisis recientes dejaron muchas cosas al descubierto. Brechas que ya conocíamos, pero que esta vez se hicieron imposibles de ignorar. También nos obligaron a detenernos, a mirar con más honestidad nuestro propio trabajo y a preguntarnos, sin rodeos, qué estamos haciendo bien y qué debemos cambiar. En educación, quedarse quietos nunca ha sido una alternativa real.
Desde mi experiencia en la educación pública —primero en el aula y luego desde roles de gestión y dirección— he reafirmado una convicción que me acompaña desde hace años: un niño o una niña de un contexto vulnerable merece las mismas oportunidades que cualquier otro. No es una frase bonita. Es una responsabilidad diaria, que se asume en decisiones concretas, muchas veces silenciosas, pero constantes.
Este 2025 ha sido un año especial para la Escuela Los Leones. En medio de un escenario nacional de cambios y discusiones profundas, nuestra comunidad ha cumplido cincuenta años desde su fundación en 1975. Son cinco décadas de trabajo educativo en Linares, de presencia territorial, de compromiso sostenido. Esa historia no pesa como carga; al contrario, nos recuerda de dónde venimos y por qué seguimos aquí.
Hoy, en mi octavo año como director de una escuela con un 98% de vulnerabilidad y una matrícula de 200 estudiantes, los desafíos son evidentes. No son pocos. Pero también hemos aprendido que avanzar es posible cuando se prioriza, cuando se trabaja con foco y cuando las decisiones se toman pensando en los estudiantes y no en la comodidad de los adultos.
En este tiempo hemos fortalecido la gestión pedagógica, impulsando el trabajo colaborativo entre docentes, la reflexión entre pares y la retroalimentación constante. Estrategias como la investigación-acción, las caminatas pedagógicas y el club de video han permitido instalar prácticas que hoy muestran resultados concretos.

El Plan de Desarrollo Profesional Local ha sido una herramienta clave para orientar este proceso. No solo en lo pedagógico, sino también en lo socioemocional. Bajo el lema “Educando con amor”, entendimos algo fundamental: no se puede enseñar si antes no se construyen vínculos. La convivencia, el respeto y la confianza no son un complemento, son la base.
Nuestros principales desafíos actuales están en el ámbito pedagógico. Mientras en el primer ciclo las estrategias de comprensión lectora están bien consolidadas, en el segundo ciclo enfrentamos una dificultad mayor: el gusto por la lectura. No es un problema menor. Tampoco es imposible. Requiere claridad, sistematicidad y una mirada compartida sobre lo que nuestros estudiantes realmente necesitan.
A pocos días del traspaso al Servicio Local de Educación Pública, quiero ser claro: ningún cambio estructural será suficiente si no va acompañado de liderazgo pedagógico, vocación de servicio y compromiso real con la educación pública. Chile necesita líderes educativos que conozcan el territorio, que escuchen, que aprendan y que conduzcan procesos con sentido humano.
Seguiremos trabajando con la convicción de que educar transforma vidas. Con pasión, con vocación y con la certeza de que, cuando se educa con amor, los cambios sí son posibles.
(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).