Los municipios cuando se convierten en productoras de eventos

Los municipios cuando se convierten en productoras de eventos
Carla Alegría Vásquez, cientista política.

"Como dice la escritora chilena Isabel Allende: 'No hay mayor poder que el de la conciencia tranquila'. Sin embargo, muchas veces la conciencia parece ausente. Mientras se organizan eventos y se anuncian campañas, la gestión real de la comunidad —lo que podría mejorar vidas, proteger el medio ambiente o garantizar derechos— se detiene. Esta dinámica no distingue entre derecha e izquierda: esta casta política sigue tomando decisiones lejos de la mirada ciudadana. Los que priorizan la apariencia sobre el compromiso real con la comunidad no solo adormecen al país, sino que construyen una política de corto plazo, donde la continuidad de la campaña importa más que la justicia o la responsabilidad", argumenta la cientista política, Carla Alegría Vásquez


Por Carla Alegría Vásquez (cientista política)
         “No es el título, ni la fama, ni la riqueza lo que define a un buen líder, sino su capacidad de servir a los demás.” —John C. Maxwell
Hoy muchos municipios parecen olvidar esta verdad. Cuando la labor del servicio público se diluye en la organización de eventos, se pierde de vista el verdadero rol de la política.
En los últimos años hemos visto cómo grandes rostros entran al escenario político, pero más allá de la notoriedad, no mucho hacen por la comunidad. Prometen  y prometen, y se comen “literal” los recursos del año en febrero. ¿No hay en política personas con vocación para decir que no se puede? Mientras no hay plata para arreglar las salas de clases, sí la hay para licitar eventos en la plaza.
Lo ambiental, el derecho social y otras prioridades quedan relegadas a la protesta, mientras la atención se centra en el siguiente evento. Frases como “si la fiesta ya está armada, usted vaya o reciba” y luego “si te he visto, no me acuerdo” muestran la ausencia de convicción y valores. En este contexto, incluso demandas urgentes, como la situación de la perrera municipal, quedan en espera. Solo pueden ser atendidas cuando hay un nuevo llamado a licitación; mientras tanto, los animales sufren, víctimas de decisiones humanas que los sobrepasan.
Como dice la escritora chilena Isabel Allende: “No hay mayor poder que el de la conciencia tranquila.” Sin embargo, muchas veces la conciencia parece ausente. Mientras se organizan eventos y se anuncian campañas, la gestión real de la comunidad —lo que podría mejorar vidas, proteger el medio ambiente o garantizar derechos— se detiene.
Esta dinámica no distingue entre derecha e izquierda: esta casta política sigue tomando decisiones lejos de la mirada ciudadana. Los que priorizan la apariencia sobre el compromiso real con la comunidad no solo adormecen al país, sino que construyen una política de corto plazo, donde la continuidad de la campaña importa más que la justicia o la responsabilidad.
Albert Einstein dijo en el single XIX que “el mundo que hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No puede ser cambiado sin cambiar nuestra forma de pensar". Esta frase cobra especial relevancia cuando se observa que, detrás de cada evento, detrás de cada fiesta licitada, quedan problemas estructurales sin resolver: animales abandonados, derechos sociales postergados, y vecinos ignorados. No es una critica a la cultura (aunque en general no contestan artistas de la zona) ni tampoco a los emprendedores que necesitan espacios para vender sus productos. Es una critica a la sociedad en general con esa desidia competitiva e individualista que desfavorece la construccion de relaciones significativas.
La pregunta es inevitable: ¿seguiremos atrapados en ciclos de pan y circo, o nos atreveremos a exigir que los municipios cumplan con su rol fundamental? Porque, al final, un municipio que solo organiza eventos deja de servir a su gente, y su verdadero fracaso no es la falta de entretenimiento, sino la pérdida de sentido de su misión pública.
Los municipios no deben convertirse en productores de eventos; su tarea es servir, proteger y responder. Mientras se priorizan fiestas y campañas, los más vulnerables —personas y animales— pagan las consecuencias.

(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).