Alejandro Araya Valdés: corrupción, el cáncer silencioso que devora nuestras democracias

Alejandro Araya Valdés: corrupción, el cáncer silencioso que devora nuestras democracias
Alejandro Araya Valdés, abogado.

“En Chile, la tarea de combatir la corrupción no puede limitarse a condenar casos escandalosos cuando salen a la luz. Es indispensable fortalecer los mecanismos de control, garantizar el castigo efectivo a los responsables, blindar las instituciones frente a la influencia del poder económico y promover una cultura pública de servicio, honestidad y rendición de cuentas. No basta con reformas legales si no van acompañadas de voluntad política y presión ciudadana. El desafío es inmenso, pero no imposible. Países como Dinamarca, Finlandia o Singapur han demostrado que es posible revertir las tendencias corruptas si existe un compromiso real, sostenido y transversal por parte del Estado y la sociedad. La corrupción no es un destino inevitable: es un enemigo que se puede enfrentar con decisión, coraje y transparencia. La pregunta final es si estamos dispuestos -como país y como ciudadanos- a exigir y construir un Chile libre de corrupción, o si seguiremos tolerando que esta lacra siga socavando nuestras instituciones, nuestra democracia y nuestro futuro”, plantea el abogado longaviano


Por Alejandro Araya Valdés (abogado y magíster en ciencias políticas)

INTRODUCCIÓN

El flagelo de la corrupción es una de las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, la democracia y la confianza ciudadana en las instituciones. Aunque se manifiesta de diversas formas y magnitudes, su impacto es devastador: erosiona el estado de derecho, profundiza las desigualdades y obstaculiza el progreso económico y social.

En América Latina y particularmente en Chile, la corrupción ha sido una constante que ha socavado la legitimidad de los gobiernos y ha generado una creciente desconfianza en la ciudadanía.

Este artículo analiza la corrupción a nivel global, regional y nacional, examinando los países con menores índices de corrupción y las políticas que han implementado para lograrlo. Asimismo, se exploran los tipos de delitos vinculados a la corrupción y se presentan casos emblemáticos en Chile. Finalmente, se proponen conclusiones y recomendaciones para enfrentar este flagelo.

DESARROLLO

  1. La corrupción en el mundo: una amenaza global

La corrupción es un fenómeno global que afecta a países de todos los continentes. Según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2024 de Transparencia Internacional, más de dos tercios de los países obtienen una puntuación inferior a 50 sobre 100, lo que indica niveles preocupantes de corrupción. Los países con las peores puntuaciones incluyen a Somalia, Sudán del Sur y Venezuela, mientras que Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda se sitúan en la cima con las mejores calificaciones.

Los países con menores niveles de corrupción comparten características comunes: instituciones sólidas, sistemas judiciales independientes, altos niveles de transparencia y una cultura de integridad arraigada en la sociedad. Por ejemplo, Dinamarca ha implementado políticas de transparencia y acceso a la información desde el siglo XVIII, lo que ha contribuido a una administración pública eficiente y honesta.

En contraste, en países con altos niveles de corrupción, la falta de rendición de cuentas, la impunidad y la debilidad institucional permiten que prácticas corruptas prosperen. Esto no solo afecta el desarrollo económico, sino que también mina la confianza ciudadana en las instituciones democráticas.

  1. América Latina: un continente marcado por la corrupción

América Latina ha sido históricamente una región afectada por altos niveles de corrupción. Casos emblemáticos como el Lava Jato en Brasil, que involucró a políticos y empresarios en una red de sobornos y lavado de dinero, han expuesto la magnitud del problema. En otros países, como México, Argentina y Perú, la corrupción ha permeado diversas esferas del poder, desde el ejecutivo hasta el judicial.

Las consecuencias de la corrupción en la región son profundas: debilitamiento de las instituciones democráticas, aumento de la desigualdad, desincentivo a la inversión extranjera y pérdida de confianza ciudadana. Además, la corrupción en América Latina está estrechamente vinculada al crimen organizado, el narcotráfico y otras actividades ilícitas que amenazan la seguridad y la estabilidad de los países.

Sin embargo, también existen ejemplos positivos en la región. Uruguay y Chile han logrado mantener niveles relativamente bajos de corrupción en comparación con sus vecinos, gracias a instituciones más sólidas y políticas de transparencia. No obstante, como se verá más adelante, Chile no está exento de escándalos que han puesto en entredicho su reputación.

  1. Chile: entre la percepción de transparencia y los escándalos de corrupción

Chile ha sido considerado durante mucho tiempo como uno de los países más transparentes de América Latina. Sin embargo, en las últimas décadas, diversos casos de corrupción han sacudido la confianza ciudadana en las instituciones.

  1. a) Casos emblemáticos de corrupción en Chile
  • Pacogate: Este caso, considerado el mayor fraude en la historia de Chile, involucró la malversación de más de 35 mil millones de pesos por parte de miembros de Carabineros de Chile entre 2006 y 2017. Más de 130 personas fueron formalizadas, incluyendo altos mandos de la institución.
  • Caso SQM: La empresa Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) fue investigada por financiamiento ilegal de campañas políticas entre 2009 y 2014, mediante pagos a personas relacionadas con partidos políticos por servicios no prestados. El caso involucró a figuras de todo el espectro político chileno.
  • Caso Penta: Empresas del Grupo Penta fueron acusadas de fraude al fisco mediante la utilización de facturas y boletas ideológicamente falsas para financiar campañas electorales. El caso reveló la estrecha relación entre el mundo empresarial y la política.
  1. b) Tipos de delitos vinculados a la corrupción en Chile

Los casos mencionados evidencian una variedad de delitos asociados a la corrupción en Chile, entre los que se incluyen:

  • Malversación de fondos públicos: Desvío de recursos estatales para fines personales o de terceros.
  • Cohecho y soborno: Entrega o recepción de beneficios indebidos para influir en decisiones públicas.
  • Lavado de activos: Ocultamiento del origen ilícito de fondos mediante operaciones financieras.
  • Enriquecimiento ilícito: Incremento patrimonial no justificado por parte de funcionarios públicos.
  • Fraude al fisco: Evasión o elusión de obligaciones tributarias mediante mecanismos ilegales.

Estos delitos no solo afectan las arcas del Estado, sino que también deterioran la confianza ciudadana en las instituciones y fomentan una cultura de impunidad.

  1. Políticas eficaces para combatir la corrupción

Diversos países han implementado políticas exitosas para enfrentar la corrupción. A continuación, se presentan algunas de las más efectivas:

  1. a) Transparencia y acceso a la información

La implementación de leyes que garantizan el acceso a la información pública permite a los ciudadanos y organizaciones supervisar las actividades gubernamentales. Suecia, por ejemplo, consagra este principio en su constitución desde el siglo XVIII.

  1. b) Creación de organismos anticorrupción independientes

La formación de entidades autónomas dedicadas a combatir la corrupción ha mostrado resultados significativos. La Comisión Independiente contra la Corrupción (ICAC) de Hong Kong, establecida en 1974, transformó a la ciudad en una de las economías más transparentes del mundo.

  1. c) Fortalecimiento del estado de Derecho

Un sistema judicial fuerte y autónomo es fundamental para perseguir y sancionar actos corruptos. En Singapur, las estrictas leyes anticorrupción y una administración pública profesional han tenido un efecto disuasorio notable.

  1. d) Educación y cultura de integridad

Fomentar una cultura de integridad desde temprana edad es clave para prevenir la corrupción a largo plazo. En Noruega, los valores de transparencia y responsabilidad son inculcados desde la educación primaria.

  1. e) Participación ciudadana y vigilancia social

La sociedad civil desempeña un rol crucial en la lucha contra la corrupción. La Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas (EITI) reúne a gobiernos, empresas y organizaciones para promover la transparencia en la gestión de recursos naturales.

  1. f) Uso de tecnología.

La digitalización de procesos administrativos y el uso de tecnologías como la big data han permitido reducir los espacios para la corrupción. Estonia es un ejemplo destacado, con un sistema de gobierno digital que minimiza el contacto humano en trámites y decisiones, lo que ha reducido significativamente las oportunidades de soborno.

CONCLUSIONES

La corrupción sigue siendo una de las principales amenazas para el desarrollo, la estabilidad democrática y la equidad social en el mundo. Aunque afecta a todos los países, su impacto es especialmente grave en regiones como América Latina, donde las instituciones a menudo son frágiles y la impunidad prevalece. Chile, a pesar de haber sido considerado un referente de transparencia en la región, ha enfrentado numerosos escándalos que han minado la confianza ciudadana en sus autoridades y han expuesto la necesidad urgente de reformas estructurales.

Una de las lecciones más importantes que se desprende del análisis de los países menos corruptos es que no existen soluciones mágicas, sino un conjunto de políticas sostenidas en el tiempo: transparencia institucional, independencia judicial, educación cívica, fiscalización efectiva y participación ciudadana. La cultura de integridad no se impone desde arriba, sino que se construye desde la base, involucrando a todos los sectores de la sociedad.

En Chile, la tarea de combatir la corrupción no puede limitarse a condenar casos escandalosos cuando salen a la luz. Es indispensable fortalecer los mecanismos de control, garantizar el castigo efectivo a los responsables, blindar las instituciones frente a la influencia del poder económico y promover una cultura pública de servicio, honestidad y rendición de cuentas.

No basta con reformas legales si no van acompañadas de voluntad política y presión ciudadana. El desafío es inmenso, pero no imposible. Países como Dinamarca, Finlandia o Singapur han demostrado que es posible revertir las tendencias corruptas si existe un compromiso real, sostenido y transversal por parte del Estado y la sociedad. La corrupción no es un destino inevitable: es un enemigo que se puede enfrentar con decisión, coraje y transparencia.

La pregunta final es si estamos dispuestos -como país y como ciudadanos- a exigir y construir un Chile libre de corrupción, o si seguiremos tolerando que esta lacra siga socavando nuestras instituciones, nuestra democracia y nuestro futuro.

(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).