Carla Alegría Vásquez: entre contenedores y rellenos ¿qué hacemos con nuestra basura y nuestra conciencia?

En Linares, la reciente instalación de contenedores para residuos en puntos estratégicos de la comuna marca un hito necesario en la gestión de residuos urbanos. Este gesto político, aunque tardío, evidencia que el problema de la basura empieza a entrar en la agenda local. Sin embargo, no podemos ignorar la pregunta que surge: ¿Es esta medida suficiente o solo un paliativo frente a la magnitud de un problema que va más allá de los contenedores?
Por Carla Alegría Vásquez (cientista política, politóloga y experta en desarrollo organizacional y políticas públicas)
En Linares, la reciente instalación de contenedores para residuos en puntos estratégicos de la comuna marca un hito necesario en la gestión de residuos urbanos. Este gesto político, aunque tardío, evidencia que el problema de la basura empieza a entrar en la agenda local. Sin embargo, no podemos ignorar la pregunta que surge: ¿Es esta medida suficiente o solo un paliativo frente a la magnitud de un problema que va más allá de los contenedores?
El debate en torno al proyecto Piedra Larga, actualmente bajo evaluación y con casi 1.000 observaciones en proceso de respuesta, subraya la complejidad de abordar la gestión de residuos en la provincia de Linares. Mientras las autoridades se han mantenido ambiguas frente a la propuesta de un relleno sanitario en Cerro Gúmera, la comunidad ha alzado la voz con claridad: es injusto que se pretenda solucionar el problema de la basura perjudicando la salud y el entorno de toda una región. La incertidumbre política frente a proyectos de este tipo deja un vacío que alimenta la desconfianza ciudadana.
La basura, no obstante, es un problema que nos interpela a todos. Vivimos en un sistema que fomenta el consumo desenfrenado y la generación de residuos como una externalidad invisible. Mientras luchamos por soluciones responsables, también enfrentamos nuestras contradicciones: queremos ser ecológicos, pero muchas veces no estamos dispuestos a modificar hábitos o asumir costos personales. Este choque entre lo que aspiramos a ser y lo que hacemos refleja un dilema ético y social que requiere liderazgos claros y políticas consistentes.
En ese sentido, la iniciativa de los contenedores muestra un avance, pero plantea dudas sobre su sostenibilidad. ¿Habrá compromiso del municipio para garantizar su correcto uso y retiro, o veremos repetir el caso del Rotary con las “tapitas”, donde las voluntarias terminaron cargando con una tarea que no les correspondía? La salud mental comunitaria también se deteriora cuando los ciudadanos sienten que los problemas ambientales recaen siempre sobre los mismos hombros, generando frustración y desesperanza frente a la falta de apoyo institucional.
El problema de la basura en Linares trasciende lo visible. Necesitamos un enfoque integral que articule a autoridades, empresarios y ciudadanos en un esfuerzo real por transformar un sistema que no solo desecha residuos, sino también oportunidades de cambio. Mientras no hagamos un compromiso colectivo por reducir, reutilizar y reciclar, seguiremos atrapados en un ciclo de acciones insuficientes y consecuencias acumulativas. La basura no es solo un residuo; es un reflejo de nuestra incapacidad de mirar más allá del consumo inmediato
(El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Séptima Página Noticias).